Había una vez en un lejano país…así comenzaban las historias de mi infancia, y así comienza también la historia de DE LA NADA.
Había una vez en un lejano país llamado Bangladesh, un señor llamado Muhammad Yunus. Este país, es lejano a nosotros no sólo geográficamente sino también culturalmente.
Culturalmente no sólo es en la religión, en lo que comemos, sino también como entendemos la solución a nuestros problemas. Por ejemplo a fines de los 90, por estos lares pensábamos que la única solución era la creación de empleo en empresas tradicionales.
Por eso, o porque tal vez no mirábamos lejanos países a fines de 1998, muy pocos (sólo quienes estaban en tema) sabían de él, del sistema que había creado, el microcrédito y de la primera organización que se ocupaba de esto, el Grameen Bank.
En Diciembre de 1998, yo supe a través de una nota de German Sopeña, lo que esto significaba Yunus y microcrédito. Y a partir de ahí cada una de nosotras, nos fuimos enterado, porque luego Yunus visitó la Argentina, porque la editorial Andres Bello publicó su libro.
Y este señor enorme, aunque pequeño de talla, de ese país tan remoto, donde se visten tan diferente… tan diferente que le valió un problema en migraciones de Ezeiza, logró la magia. Nos encontró, nos agrupó, nos empujó a trabajar, nos abrió nuevos horizontes, nos ayudó a crecer como personas y organización.
Hoy tengo que resumir 20 años…es difícil, porque este recorrido es equivalente al ir y volver de ese lejano país muchas veces.
Pero puedo contarles que yo di el puntapié inicial con un aviso publicado en La Nación en febrero de 1999 buscando un grupo con quién trabajar. Comprando los manuales al Grameen que tardaron más de un año en llegar. Y que cuando llegaron, ya estábamos arrancando. Y llegaron llenos de polvo e impresos en un papel amarillo, muy áspero, que mostraban físicamente esa lejanía.
A partir de febrero tuve muchas citas a ciegas, con gente que “conocía el sistema y me aportaba información valiosa”, “conocía el sistema y me empujaba a crear un banco, solicitando el capital a un fondo fiduciario -FONTAR- y exigía contratar 50 agentes de campo”, “buscaba trabajo”…. Y “hasta quería un crédito para poner una línea área”.
La magia ocurrió en primavera. Como en todas las vísperas de primavera, empiezan a verse las yemas que traen los brotes. Brotes que generan nuevos bástagos. Y el 14 de septiembre, tuve mi exitosa cita a ciegas con Maria en un bar de Buenos Aires, cita que terminó con un compromiso. Íbamos a arrancar con un capital semilla aportado por nosotras, e íbamos a hacer un plan piloto.
Comenzamos a pensar cómo?. Íbamos a Corrientes donde María apadrinaba un colegio, o a una comunidad indígena a quien yo soñaba podríamos ayudar a desarrollar sus negocios de artesanías.
Un día llegó la brújula, un Manual de Naciones Unidas que decía cómo empezar. Manual que fue nuestra guía. Guía que enuncia en su primer premisa, “ hay que hacerlo a no más de 100 km de su residencia”. “Hay que buscar un referente local”.
Se sumó Marina, empezamos a idear planes. Buscábamos consejos, todos los entendidos en economía que conocíamos nos miraban como si viniéramos de “de ese lejano país”.
Apareció Rodrigo Zarasaga, nos empujó mostrándonos lo que comenzaba a hacer en Protagonizar, e invitándonos a ver una segunda organización que era el reflejo de lo que no queríamos hacer.
Ese sábado, luego de visitar esta segunda organización, almorzamos en un lugar de rica comida italiana y nos dijimos “podemos hacerlo mejor que ellos”.
Ya corría octubre, comenzaron las definiciones. El referente, maestras o directoras de escuela. Y no queríamos movernos en un asentamiento de Buenos Aires, no nos considerábamos capaces de movernos ahí.
Me tomé una semana de vacaciones me fui a Mercedes, visite directoras, esperé 4 horas a la inspectora para que me autorizara hablar con ellas, fracasó el primer intento. Llegaban elecciones y nadie entendía quién era ni que quería hacer, que extrañas intenciones me movían.
Maria y Marina, pasada las elecciones van a Luján, comienzan en una pequeña localidad Torres, y vuelve a aparecer la magia. La directora de la escuela de adultos Mónica Maggio. La familia Maggio es la que abre puertas.
La abuela Maggio da la bendición a sus nietas (Luciana y Celina) para que hagan la encuesta en Torres y Opendoor (otra localidad del partido de Luján) que nos había dado Rodrigo.
No sabemos que obtuvimos con el resultado de las casi 200 familias encuestadas por las chicas, salvo que…a partir de ese día Luciana y Celina son parte de nuestros grupo… y hoy alma mater de la organización.
Prusianas nosotras, escribíamos procedimientos, redactábamos discursos, los leíamos a conocidos, eliminábamos palabras difíciles, organizábamos gacetillas de información… todo tenía que estar planeado y organizado.
Necesitábamos un marco legal. El microcrédito empezaba a estar de moda, pretendíamos operar en un ámbito semi-rural. IICA un organismo de la OEA nos dio su respaldo como proyecto IICA.
De ahi en mas teníamos una guía – Muhammad Yunnus-, un acelerador -Rodrigo Zarasaga- y un buen escudo protector -IICA-.
Llegamos al 2000. Se sumó Eugenia, ella bajaba nuestra rigurosidad con su romanticismo “todo fluye”. Había que arrancar.
Entre fines de abril y principio de mayo, dimos nuestra primera charla informativa. Mónica Maggio nos presentó a la comunidad. Usó todas la palabras difíciles que habíamos eliminado de nuestro vocabulario (otra gran lección). Fue a fines de mayo donde “aleluya” dimos los primeros microcréditos.
Por eso definimos Septiembre 1999 como nuestra gestación y Mayo 2000 como nuestro nacimiento. Pero DE LA NADA, no era un bebe prematuro, durante la gestación hubo mucho trabajo que aceleró su nacimiento.
Nos extendimos a Opendoor, cerquita de Torres. Y todos los sábados venía Cata. Cata es de Luján, organizaba bingos para sobrevivir, donde el premio eran sus matambres. Su sueño “ tener la mejor rotisería del barrio (entre parentisis… hoy la tiene).
Le decíamos “no tenemos donde ir en Luján, y desde acá no podemos funcionar con nuestro sistema”.
Torres y Open Door no respondían, y Cata trajo el lugar en Luján, la Sociedad de Fomento de Padre Varela. Y allá fuimos.
Un tiempo después de haber resistido nuestro prusiano procedimiento de voluntariado se suman Dalia y Amalia.
En el 2004, dejamos nuestro escudo protector y nos convertimos en DE LA NADA Asociación Civil, a partir de ahí nuestra historia oficial.
Muchos nos ayudaron a llegar acá, no los menciono porque temo olvidarme de alguien. Pero todas son personas generosas que no quieren celebridad, sólo contribuir a modificar algo de este mundo.
Antes de cerrar esta síntesis, les quiero contar que nos llamamos DE LA NADA, porque así nacimos y porque damos oportunidad a personas que parten DE LA NADA.
Nuestro logo, son 5 mujeres en ronda tomadas de la mano. Ese era el primer grupo de microcrédito. Pero si bien fue mutando eso no cambió. La ronda significa, unión, solidaridad. El círculo que forma la ronda no tiene principio ni fin. Y el 5 es un número mágico para DE LA NADA. Cinco somos las que arrancamos en ese mayo del 2000 y cinco eran los miembros del primer grupo, que tomaron su primer microcrédito un mes cinco.
Muchas gracias. Porque todos, empezando por nosotras, crecimos mucho gracias a ese señor que vive en ese no tan lejano país.
Elvira Zini – Fundadora –